Hola amigos, aquí tenéis un breve
cuaderno de ruta de la jornada 2013. Esperamos vuestros comentarios, y gracias a todos los que nos habéis aportado fotografías: francisco abad, josé gabriel lópez, francisco navas, juan vicente, jesús, kevin y taller Quansáyar.
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De los 120 inscritos inicialmente, casi 70 salen de Almería -las más
jóvenes dos hermanas de quince años-, acompañados de los componentes del taller
de empleo Qansáyar, bien equipados,
con radiotransmisores y bajo la dirección de Néstor; y por supuesto Protección
Civil.
Pasada lista y formado el grupo, Néstor da unas instrucciones
detalladas antes de salir. El objetivo es mantener el grupo compacto, para lo
que se adoptará un ritmo suave. Nos ponemos definitivamente en marcha a las 06:45.
Gracias a los guías, pasamos el cráter y la presa sin novedad, e iniciamos
el ascenso a la sierra. La panorámica de la ciudad no es tan “nocturna” como
otros años, debido a la demora en la salida.
Sin novedad hasta el cortijo de El Pocico, al que llegamos con media
hora de retraso y un sol un poquito más alto de lo previsto. Es el momento en
que algunos veteranos incondicionales de esta ruta dan a conocer las camisetas de
“el senderismo S”, grupo que sin duda
traerá cola en próximas ediciones.
En el siguiente tramo nos encontramos con profundas roderas en la senda.
No queda otro remedio que denunciar este estropicio que hacen las motos,
dejando el camino impracticable y con alto riesgo de caídas y lesiones. El
clásico aforismo senderista de “toma sólo
fotos, deja sólo huellas” no se refiere a este tipo de huellas, compañeros
moteros; tomad nota.
La siguiente parada para bocadillo, en el cortijo Chilindra marca la
media hora de retraso que no hemos recuperado y que mantendremos hasta Alhama.
Por lo demás reina muy buen ambiente y el día está acompañando.
D
espués de pasar bajo La
Puente, uno de los puntos más espectaculares de la jornada,
tenemos unos minutos de parada para recuperar el resuello mientras se atiende una
rodilla lesionada. Protección Civil se estrena, llevando a la joven senderista hasta
Alhama.
En Alhama se suman 20 personas más y encontramos una perfecta
organización del avituallamiento, que algunos disfrutan incluso descalzándose
por unos minutos. Casi por primera vez en las cuatro ediciones, conseguimos
posar para una foto de grupo.
Reanudamos la marcha con Jesús y Néstor a la cabeza. Gracias a la
cobertura y señalización de Protección Civil, podemos prescindir del chaleco
reflectante caminando por los tramos de cuneta y el desvío de Roquetas. Es el
punto de inflexión: la mitad de la ruta. Pero aún quedan las horas
más calurosas por delante.
Tras un pequeño parón, que sirve de reagrupamiento, para sortear la
tubería del corral de los pinos, continuamos hasta Los Molinicos, donde este
año no se incorporaba nadie excepto el Sol, que sí acudió puntual a su cita. Antes
del ascenso, improvisada parada a la sombra de un algarrobo para tomar fuerzas y dar aire a los rezagados.
Se inicia el ascenso al alto de la
Artesilla, a paso tranquilo para evitar sustos y
fragmentaciones del grupo.
Poco antes del avituallamiento del Pozo de Santa
Ana, comprobamos con satisfacción que han desaparecido las colmenas que los
años anteriores habían invadido el sendero. Agradecemos la iniciativa de los
responsables, porque elimina un riesgo cierto.
El avituallamiento en Pozo de Santa Ana es digno de elogio, y el despliegue de medios
hace pensar en una fiesta al aire libre. Aunque los cerca de 30ºC afectan al cubo de las
chocolatinas, que por momentos empieza a parecerse más a una gran taza de chocolate.
El calor aumenta el cansancio y éste alarga las paradas. Como resultado
se acumula un retraso de casi una hora sobre el horario previsto. Empezamos a
recibir diferentes llamadas de los siguientes puntos de incorporación que nos
esperan impacientes. Los responsables de Íllar, con buen criterio, deciden
mantener a su grupo –más numeroso de la docena inicialmente prevista- en el
pueblo, antes de llevarlos al punto de incorporación. El grupo de Almería los
encuentra casi “disputándose” las pocas zonas de sombra.
Son horas duras a pleno sol hasta alcanzar el tramo GR, y se contempla la opción de hacer dos grupos. En la
pista de Los Morales se para el grupo de nuevo; la única forma de negociar sin
sustos el escalón es ir pasando de uno en uno, lo que se va convirtiendo en un “photocall” con momentos dignos de “Mira
quién salta”. Durante el siguiente tramo de pista hasta la Ermita de la Cruz se producen algunas evacuaciones que colapsan las plazas de los
coches de Protección Civil, pero no revisten gravedad.
En la Ermita
de la Cruz se
improvisa otra parada para reagrupamiento, y Néstor decide ya partir el pelotón en dos grandes grupos, dado que contamos con un número de guías mucho más elevado que en
todas las ediciones anteriores. En el primer grupo saldrán los que mejor se
encuentran de fuerzas y en el segundo se adoptará un ritmo más suave.
Cuando los primeros llegan al punto de incorporación de Instinción,
este grupo lleva más de una hora esperando, y se une con entusiasmo. Luego veremos que hubiera sido mejor para ellos esperar unos minutos más e
incorporase al segundo grupo, porque tuvieron que adaptarse, en frío, a un
ritmo realmente vivo.
Tanto en Instinción como después en El Cristal, comprobamos que se suma
un número importante de gente inscrita a última hora, lo que nos demuestra el tirón
que mantiene esta ruta y el potencial que presenta de futuro.
En el tramo del GR140 el grupo se estira excesivamente, lo que difumina
la línea que divide al grupo “rápido” del “lento”. Hemos llegado al Área El
Cristal con un retraso superior a la hora y, lo que es más importante, demasiada diferencia entre el
primero que llega y el último. Nos esperan más de los cinco participantes
previstos en lista. Después de 12 horas andando es el último avituallamiento, pero Fran, Rocío, Patri y los demás están muy pendientes de que las pilas queden bien recargadas para el tramo final.
El pinar de Bocharalla sigue siendo uno de los momentos más agradables
de la ruta, caminando a la ansiada sombra. La salida al llano del mismo nombre permite
contemplar la silueta inconfundible de Canjáyar al atardecer. La bajada hacia
el río por la senda de los algarrobos -otros tomarán la rambla de Alcora-
también proporciona sus momentos de sombra.
Atravesamos el Andarax sin mojarnos -sólo tuvimos esa suerte en la
primera edición, 2010-, y hacemos una nueva parada de reagrupamiento en el Puente
de Los Hierros, donde recibimos los primeros aplausos de bienvenida.
Entramos en la Cruz
Blanca por la
Puerta del Peregrino, después de atravesar el Parque de los Canjilones
Catalanes, donde nos saludan numerosos vecinos. Fotos obligadas en
este punto emblemático, junto a la leyenda HIÇO
ESTA CRVÇ LA VILLA
Ð CANXAIAR AÑO Ð 1677, y escuchamos también los primeros cohetes de
bienvenida. Son las 20:45, y seguirán llegando peregrinos hasta después de las
21:30 horas.
Tradicional besacruz en la iglesia, mientras en la plaza se procede al sellado
de mapas (aunque no
todos los peregrinos habían recibido su mapa-guía, lo que lamentamos y pedimos disculpas; estamos haciendo lo posible para que quede solucionado). Saludos entre los
participantes, organizadores y amigos. Es un ambiente perfecto para abrir el
espíritu de las fiestas canjilonas en honor de la Santa Cruz.
En el autobús de vuelta reina el buen humor, y mientras se comentan las anécdotas de la jornada, ya se habla de los próximos eventos en otras comarcas, y por supuesto de la edición del 2014.
Esta ruta canjilona se ha ganado ya un hueco en las agendas senderistas de aficionados de la provincia (y de fuera). Lo que empezó siendo una actividad para ayudar a conmemorar el exitoso Cuarto Centenario del 2011 es hoy una jornada con identidad propia, que podría consolidarse como una bonita tradición si se mima y fomenta, puesto que lo más difícil ya está hecho. Confiamos para ello en todo el pueblo de Canjáyar en general, y en el taller de empleo Qansáyar y el Área Municipal de Deportes, en particular. Gracias a todos.