Básicamente consiste en disfrutar de la naturaleza recorriéndola a pie. A través de caminos y veredas señalizados y especialmente por caminos antiguos, el hombre del siglo XXI retoma el contacto con el medio que le rodea mediante una actividad física no competitiva que nos ilustra y educa.

Transitar los antiguos caminos por donde anduvieron y trabajaron nuestros antepasados nos ayuda a valorar nuestro patrimonio natural y cultural, conociendo la orografía, la vida salvaje, los oficios antiguos, la gastronomía... Si además se trata de zonas que estamos habituados a realizar en coche, percibiremos en el ritmo de nuestra marcha las proporciones de distancia reales, perspectivas visuales distintas de sitios “conocidos” previamente, y con ellos los sonidos y olores que la naturaleza nos muestra cuando nos acercamos a ella de manera armoniosa.

Si a este bagaje personal se suma el valor del equipo, donde todos aportan y aprenden de todos, y se introduce a niños en el respeto y el contacto con la naturaleza, la jornada resulta aún mas enriquecedora. Porque al ser el senderismo una actividad física que simplemente implica caminar, no tiene restricciones de edad, y permite que participen personas de distinta condición física.

Y por último, si todo ello se enmarca como un compás de silencio en mitad de nuestra rutina urbana -cada día más necesario-, y se convierte en peregrinaje hacia un punto reconocido, puede culminar en una experiencia vital que nunca nos dejará indiferentes.

Y recuerda: “Deja tus huellas, llévate fotografías”.


RECOMENDACIONES ANTES DE SALIR

* Nuestros pies son realmente la base para que un día de disfrute sea exactamente eso. Por ello unas botas de montaña o trekking con la suela en buen estado acompañadas de un par de calcetines gruesos (mejor reforzados en punta y talón) son la base del senderista.

* Beberemos agua durante el camino, antes de tener sed. También bebidas isotónicas o fruta.

* Crema para el sol y gorra son muy útiles si la marcha dura varias horas, y absolutamente indispensables en nuestras latitudes.

* Ir con mapa o alguien que conozca la ruta, conocer la previsión meteorológica, llevar un pequeño botiquín, evitar un macuto demasiado cargado o llevar bastones para bajadas prolongadas pueden resultar detalles definitivos en el caso de rutas a pie que sobrepasen los 15 kilómetros.