Cuaderno de Ruta 9 abril 2011

jueves, 21 de abril de 2011 |


Cuando los guías llegamos a la cita a las 06:00 ya hay gente esperando, y eso que algunos han tenido que madrugar para salir desde el mismo Canjáyar. Se pasa lista y simultáneamente se reparte el mapa-guía envuelto en la pañoleta (negra, color distintivo de quienes parten de Almería). Esta es una de las novedades que la organización ha introducido esta edición; servirá para identificar a los participantes por puntos de incorporación, y deben portarla en punto visible durante todo el trayecto. Las pañoletas cuentan como motivo ornamental con la firma manuscrita de Juan Matías de Peralta, el sacristán que halló la Santa Cruz en el muro del baptisterio en 1611.

En la salida hay más de 90 personas, más los voluntarios de Protección Civil. Después nos enteraríamos que otras 4 personas habían salido de víspera, pernoctando en Alhama para unirse al grupo a lo largo del día. Los guías -con camiseta verde- se presentan (Alejandro, Jesús, Carlos y Néstor, y además los Yuhanis) y dan algunas instrucciones: “nadie delante del primer guía, nadie detrás del último guía”, es la consigna más repetida. Se inicia la peregrinación del 2011 a las 06:40, aún totalmente de noche. Algunos encienden los frontales, otros prefieren acomodar la vista a la oscuridad.

La organización nos habíamos propuesto llevar un ritmo moderado, no tan fuerte como en los primeros kilómetros de la edición 2010. Y teniendo mucho cuidado en evitar que se partiera el grupo, algo que dado el número de inscritos -el doble con respecto al año pasado- y las elevadas temperaturas se fue comprobando que era casi imposible.

Tras esquivar un peligroso agujero causado por el agua en las inmediaciones del Cortijo Cucarro, la cabeza del pelotón se topa con tres cabras, que huyen sorprendidas ante un grupo tan madrugador. Pero a sólo 30 minutos del inicio se produce la primera baja, por una indisposición, a la que seguirían una veintena a lo largo del día. Primer parón de la marcha para facilitar la evacuación y esperar a los que cierran el grupo; ratito que permite disfrutar de las primeras luces del alba sobre la bahía y la ciudad aún quieta. Al poco aparecen los primeros rayos de sol, sin ninguna nube en el cielo y calma absoluta, presagiando un fuerte calor.

Cuando llevamos 4,5 km de marcha Emilio alcanza la cola del grupo. Nos cuenta que ha tenido dificultades para estar a la hora acordada en Ballesol, y ha caminado en nuestra búsqueda un tramo de noche solo.

La cabeza, con Alejandro y Carlos, llega a las 08:30 a la primera parada, en el kilómetro 7. La cola viene 15 minutos más tarde y salimos todos reagrupados a las 9:00 después del primer descanso oficial. A las 09:22 la cabeza alcanza el punto más alto de la ruta, el Collado de los Conejos, y se inicia el temido descenso hasta la Rambla de las Balsas, a la que llega la cabeza a las 09:55. El grupo empieza a estirarse cada vez más y se reagrupa nuevamente en las inmediaciones del Cortijo Chilindra para tomar otro tentempié. Nos resulta gracioso que si en El Pocico la mayoría buscó el sol para sentarse, ahora todos buscan ya la sombra. En este punto también se incorpora Néstor, que nos alcanza tras completar la primera evacuación.

A las 10:45 horas, con casi 30 minutos de retraso, nos ponemos en marcha hacia Alhama. A pesar de las advertencias para mantenernos unidos, y de la buena disposición de los participantes en general, no puede evitarse que los más fuertes vayan acelerando la cabeza y los más lentos retrasando la cola. Afortunadamente en esta edición, contábamos con la ayuda de los radiotransmisores que portaban los guías, y que nos permitían saber la posición exacta de cabeza y cola en todo momento.

A la entrada de la Rambla de Huéchar el grupo se ha partido definitivamente, y en el inicio de la Rambla de Alhama se evita (carrerón de Néstor incluido) el tan temido despiste de un bloque en la mitad que ha quedado sin guía. La cabeza llega bajo La Puente de Alhama a las 11:35 y aprovecha la sombra esperando 20 minutos para reagrupación. El calor empieza a ser fuerte, y los guías recomiendan beber ya todo el agua que se tenga, pues el avituallamiento está cerca y la hidratación será vital. Sin embargo la llegada a Alhama se produce demasiado estirada, llegando a la cascada el último cuando los primeros llevan casi 25 minutos descansando.

Este año se contaba para el avituallamiento con 4 vehículos, lo que permitía un reparto mucho más rápido. También se contó con un número superior de voluntarios, unos diez, y además contábamos con los guías de Néstor (los “Yuhanis” de Ohanes) cuya actuación resultó imprescindible dado el número de participantes y especialmente cuando las bajas comenzaron a sucederse en momentos críticos.

Se agradece el descanso en la sombra de Alhama, y se disfruta tranquilamente de los espléndidos bocadillos que ha preparado Nino, y la abundante bebida (el agua, y la fanta-zero donada por Cocacola.). Sorprende gratamente la bebida fresca, gracias a que los voluntarios la han mantenido toda la noche en un arcón frigorífico. Aunque también hubo quien prefirió refrescarse con una cerveza, que conste.

En Alhama, Rafael se ha encargado de recibir y organizar rigurosamente a quienes se incorporan, y aparecen unas nuevas pañoletas, rojas, más de 30. Poco después de las 13:00 el grupo es guiado por Jesús hacia Los Molinicos. Se inicia un tramo menos claro que otros, con pasos obligados por arcén de carretera debido a la inexistencia de sendas, y con nuevas evacuaciones e intervenciones de Protección Civil, siempre ayudados por los disciplinados Yuhanis.

En Los Molinicos se incorporan 26 peregrinos, previamente recibidos e informados por Pilar. Se dan 15 minutos para intentar un reagrupamiento, pero finalmente nos ponemos en marcha sin conseguirlo para no acumular más retraso, mientras los evacuados en ese tramo provocan que los coches de Protección Civil casi no den abasto. Y justo entonces empieza uno de los tramos que se hicieron más difíciles de toda la jornada.

La fuerte pendiente inicial hasta el Alto de la Artesilla, y sobretodo el calor sofocante -muy superior al dado por los pronósticos- se cobran en 20 minutos casi 10 nuevos abandonos (uno de ellos por insolación), perfectamente atendidos por Protección Civil y por los medios de la organización. El comentario de Inmaculada resume el sentir general: “es que a mí las cuestas arriba me matan”; contestado por Carlos Rubio con aquella frase que aprendió en la mili: “desde que un hombre dice que no puede más, hasta que realmente no puede más hay un largo trecho”. El humor nos permite ir avanzando en un tramo duro, en ausencia de la más mínima sombra, durante los 2,5 km que distan hasta el siguiente avituallamiento.

En el pozo de Santa Ana vemos las primeras caras serias de cansancio (incluyendo la de algún perro), aunque disfrutamos de un segundo avituallamiento que se ha recibido como agua de mayo. Mientras el personal se apiña en la escasísima sombra, Rafael llama informando que el grupo de Illar ya espera en la Ermita de San Antonio.

A las 15:40 se reinicia la marcha del gran grupo, y a los pocos minutos hacen su aparición las pañoletas amarillas. El calor sigue sin dar tregua, aunque las fuerzas se han renovado en el descanso. Subimos por el Camino del Barranquete, atravesando algunos bancales de naranjos y a las 16:20 -con media hora de retraso- entramos en la Pista de los Morales donde son evacuadas otras dos personas. El veterano Rubiales también ha sido atendido por una molesta caída, así que llegará a Canjáyar con las manos vendadas.

Estamos cerca de Instinción, pero en las horas de más calor del día el agotamiento se hace sensible en el ritmo de algunos peregrinos. Quienes partieron de Almería llevan ya 30 km en sus botas, y el cansancio empieza a pasar factura. Es el momento en que Pepe suelta su ya conocido lema: “Cuando el camino se vuelve duro, sólo los duros siguen el camino”, oportuno como siempre. El grupo se ha estirado demasiado, pero albergamos la esperanza de que el numeroso grupo de Instinción haga de tapón en la cabeza y permita el reagrupamiento.

Fran, el responsable de Rágol, nos avisa que su grupo ya está listo para salir al encuentro desde la plaza del Ayuntamiento, pero aún no hemos contactado con el grupo de Instinción. Metidos ya en el desvío hacia el Cerro de la Cruz vemos por primera vez nuestro destino: Canjáyar. Sin embargo, llegamos al punto de reencuentro previsto en Instinción y las 80 personas inscritas no están. Se produce el único momento de desconcierto en el día, y el grupo definitivamente se rompe, pues la cabeza acelera a la búsqueda de los nuevos incorporados, lo que implica privar al gran grupo de la ansiada parada para descanso. Esto será definitivo para algunos, pues el sol no da tregua y la pista de asfalto despide un sensible calor desde el suelo.

Fran informa que ha contactado con los de Instinción. La organización les indica que paren hasta que sean alcanzados por el grupo principal donde van ya más de 200 personas (pañoletas negras, rojas y amarillas). Este incidente ocasiona las mayores diferencias entre cabeza y cola de toda la jornada. Se informa a los nuevos peregrinos de las instrucciones a seguir, y se dan unos minutos para reagrupamiento, que se consigue sólo parcialmente. Ahora tras Alejandro y Carlos caminan unos 300 peregrinos. Canjáyar nos va saludando en cada curva del GR-140 y el comentario se repite “sí, sí, pero siempre se ve igual de grande”.
Cuando el gran grupo llega a El Cristal, la cola lo hará a 55 minutos del horario inicialmente previsto. Allí se suma el grupo de pañoletas azules preparados por Puri y Patricia, y muchos -incluyendo al alcalde Paco Alonso- se hacen más conscientes de la magnitud del gentío. Se disfruta a la sombra del tercer y último avituallamiento previsto, y a las 19:15 el grupo se pone en marcha para atravesar el pinar. Los guías vuelven a dar las instrucciones generales, si bien se informa de la conveniencia de hacer dos grupos, que se mantienen atravesando el pinar, pero esta disposición se rompen entrando en Bocharalla. Al menos este tramo de marcha entre pinos ha sido un respiro después de una jornada de 10 horas sofocantes. Una suerte para el pequeño de 7 meses que peregrinaba en una pequeña mochila a hombros de su padre.

Atravesando el llano de Bocharalla el sol está ya más bajo de lo esperado en el horario programado, así que las luces del atardecer sobre Canjáyar regalan un colorido espectacular, que sorprende al propio alcalde. Y con las nuevas evacuaciones el gran grupo se parte en 4 o 5 bloques sin contacto visual. Dado el retraso acumulado, la organización decide acortar por el sendero de los algarrobos, evitando la Rambla de Alcora, y suprimiendo la pausa de cruce del río Andarax.

Tras los últimos intentos fallidos de reagrupamiento en la Cruz Blanca -donde se suman las últimas pañoletas azules- y en la Plaza del Encuentro, la Plaza de la Constitución es testigo de la llegada de los peregrinos del 2011 durante toda una hora. De hecho, las últimas pañoletas y los guías de cierre entran a las 21:30 y de noche.

En la Plaza el ambiente es fantástico: la Hermandad de la Santa Cruz recibe a los peregrinos y sella los mapas guía, mientras se suceden los abrazos entre los participantes, y personas que apenas se han visto en todo el día vuelven a saludarse. Emilio Esteban ha dicho unas palabras de bienvenida dentro de la iglesia parroquial, donde da comienzo después de las 21:30 una extraordinaria Misa del Peregrino. Los Voluntarios Por Canjáyar se agrupan para una foto, también los Yuhanis de Ohanes hacen lo propio; y los chavales de Protección Civil, volcados con la organización y con el motivo que nos trae a todos, solicitan a los guías sus pañoletas de recuerdo, “por supuesto” contesta Jesús mientras hace las últimas anotaciones en su libreta. Las mallas de Fran causan sensación, no menos que las sorprendentes chanclas que han traído desde Almería al veterano Bonifacio. Las pañoletas de colores se reparten por la iglesia, por la plaza y por los bares de la villa -las negras imponen su “respeto” ¿verdad, Patri?-, y en los rostros de todos los senderistas se mezclan el cansancio y la satisfacción por el éxito de la jornada.

Como estaba previsto, a partir de las 22:00 van llenándose los tres autobuses, que devuelven a los participantes a sus puntos de origen.

Por segunda vez hemos caminado juntos desde Almería a Canjáyar, de sol a sol, en honor de la Santa Cruz del Voto, y en esta ocasión en el año del 400 aniversario, efemérides que ninguno olvidará. Una intensísima jornada que, a pesar de todo, ha transcurrido con rapidez, pero ha sido suficiente para llenarnos de recuerdos y anécdotas que crean lazos de amistad entre los participantes, y que nos vinculan un poco más a Canjáyar.

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La subcomisión toma buena nota de todas vuestras sugerencias e impresiones, porque siempre ha de mejorarse, y aprendemos en cada edición. Pero sobretodo quede aquí nuestra sincera ENHORABUENA a todos y el AGRADECIMIENTO por vuestro esfuerzo y vuestra actitud, ...y quedamos emplazados para el 2012.

La Subcomisión de Senderismo

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